Ser amable en los “días de gloria” (sobre Corea del Norte y el neonazismo)

Es necesario prestar más atención para
entender las consecuencias de las conexiones de Corea del Norte con
organizaciones neonazis alemanas. Comencemos con el movimiento neonazi alemán de
manera general.

 

Las creencias neonazis empezaron a aparecer
después de la Segunda Guerra Mundial, albergadas en general por quienes
quisieron revivir el nazismo, ya que creían en sus ideales y principios. La
ideología del nazismo y su necesidad de regresar a la luz estuvieron en el
centro de esta escuela de pensamiento. Alemania no es (ni fue) el único país
afectado, sino que es un asunto global, con muchos seguidores que creyeron que
“se debía hacer algo” para traer el movimiento político nazi de regreso al
mundo de hoy. 

 

Después de la reunificación alemana, en los
años noventa, los grupos post nacionalsocialistas ganaron más adeptos, la mayoría
de ellos en la ex Alemania Oriental. Ellos mostraban una aversión a la gente de
los países eslavos (especialmente Polonia), trabajadores migrantes y
refugiados, solicitantes de asilo y personas de otras nacionalidades que fueron
a vivir a la ex RDA desde la ex Alemania Occidental, tras la reunificación. De acuerdo
con el informe anual del servicio de inteligencia interno alemán (Verfassungsschutz),
del año 2012, había 26000 extremistas de la ultraderecha viviendo en Alemania
en aquel momento, incluidos 6000 militantes neonazis.

 

El racismo y el neonazismo se volvieron más
y más violentos conforme la reunificación se desvanecía en la historia. En
ciudades como Rostock, 
MoellnSolingen
y Hoyerswerda, las casas de los inmigrantes y refugiados fueron bombardeadas
por neonazis y varias personas fueron asesinadas, principalmente mujeres y niños.

 

Los disturbios en Rostock-Lichtenhagen marcaron
un hito. Desde el 22-24 de agosto de 1992, violentos enfrentamientos xenofóbicos
tuvieron lugar en el distrito de Rostock, Lichtenhagen (Alemania Oriental), los
cuales marcaron los peores ataques de bandas contra migrantes en la Alemania de
postguerra. De manera extraordinaria, pese a las piedras y cócteles molotov
lanzados a un edificio de viviendas en el que vivían trabajadores vietnamitas,
nadie resultó muerto. Había varios cientos de militantes de la extrema derecha
involucrados en el momento más álgido de los disturbios, y unos 3000 curiosos
del vecindario se pararon a observar y aplaudir.

 

Estos fueron los casos más dramáticos, pero
la violencia persiste. Se sabe que al menos 190 personas -inmigrantes, personas
no blancas, miembros de minorías sociales (por ejemplo, los sin hogar)- y
supuestos disidentes perdieron la vida debido al extremismo de derecha desde la
caída del Muro de Berlín, según indica la Fundación Amadeu Antonio (Amadeu
Antonio Foundation), una organización berlinesa que combate el racismo y el
antisemitismo.

 

No obstante, incluso si esto es solamente
la punta del iceberg, cientos de ataques de terro no letales (pero criminales
de todos modos) de la ultraderecha ocurren cada año: las agencias de seguridad
contaron más de 15000 en 2010, de los cuales 5% fueron violentos. Y muchas de
las partes responsables de estos crímenes, fueron/son simpatizantes, seguidores
e incluso miembros de organizaciones como el Partido Nacionaldemócrata de
Alemania (NPD). El NPD es aún una organización legal, pese al hecho de que es
descrita usualmente como una organización neonazi, y pese a que se le ha
llamado “el partido neonazi más relevante surgido después de 1945”. Una de sus
secciones más activas, prominentes y también conocidas es la asociación de
Sajonia, en Alemania Oriental.

 

Y es en este punto cuando regresamos al
comienzo: los dudosos amigos de Corea del Norte. En el verano del año 1998
–i.e. en los “días de gloria” del activismo neonazi alemán- una delegación del
comité ejecutivo del NPD y líderes del NPD/Sajonia aceptaron una invitación de
Ri San Yu, embajador de la República Popular Democrática de Corea, según lo
informado por German Voice (publicación oficial del NPD) en agosto de 1998.

 



Image: “German Voice” (Aug. 1998)



















 

Las motivaciones de los neonazis alemanes
para ser amables con Corea del Norte parecen lógicas – nacionalismo agresivo,
“la raza más limpia”, xenofobia, entre otras. Sin embargo, las motivaciones de
Pyongyang son mucho menos obvias.

 

Dado que (especialmente en ese tiempo) la
prensa internacional estaba informando sobre crímenes cometidos de manera
regular por los neonazis alemanes, ¿por qué la autoproclamada “socialista”
Corea del Norte podría tomar ese camino? Pienso que hay tres explicaciones
posibles: (1) A los representantes políticos del país no les importan las
creencias de sus interlocutores; (2) simplemente son ignorantes de la realidad
internacional; (3) la ideología de gobierno norcoreana Juche es, en verdad,
compatible con el fascismo y el neonazismo.

 

* Las ideas expresadas en las Columnas de
Escritores Invitados no necesariamente reflejan el pensamiento de Daily NK.