DDHH en Corea del Norte y diplomacia: temas de la Asamblea General de la ONU

El 69º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) se inaugurará en la Sede de las Naciones Unidas en
Nueva York, el martes 16 de septiembre, instancia en la que el problema de los
derechos humanos en Corea del Norte será unos de los temas en discusión. Se
espera que Corea del Norte envíe al ministro del Exterior Ri Su Yong para
participar en estas reuniones.

 

Estas sesiones serán una oportunidad para la Oficina
del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) para sostener la
primera “reunión de alto nivel sobre derechos humanos en Corea del Norte”, en
la que se espera que participen Yun Byung Se, ministro de Relaciones Exteriores
de Corea del Sur y John Kerry, secretario de Estado de los Estados Unidos, así
como también otros principales diplomáticos de Japón y Europa.

 

En esta reunión, además, se espera que se discuta una
resolución y plan, basados en los resultados que arrojó el informe publicado
por el Comité de Investigación de los derechos humanos en este país, que fue publicado
el pasado febrero.

 

Por otra parte, existe una posibilidad alta de que la
presidenta de Corea del Sur, Park Geun Hye, ofrezca un discurso el día 24, en
el que aborde los problemas de derechos humanos en el país vecino. Un plan de
paz y unificación para la península coreana, junto con la mejora en la situación
de derechos humanos en el norte, serían algunos de los temas que la presidenta
Park urgiría discutir en esta ocasión.

 

Sin embargo, también se espera que el ministro Ri Su Yong
denuncie las acciones de la Asamblea General como un intento de “sabotaje del
sistema norcoreano” por parte de los gobiernos de Corea del Sur y Estados
Unidos. De hecho, Corea del Norte ha refutado tajantemente lo afirmado por el
informe del comité de la ONU, a través de un reporte elaborado por el Instituto
de Investigaciones de Derechos Humanos de Chosun, documento que afirma que los
derechos políticos, sociales y culturales de los ciudadanos norcoreanos estarían
suficientemente garantizados.